Una troballa a Tírig: el món descobreix la cova dels Cavalls

Hivern de 1916-1917. Mentre la I Guerra Mundial desagnava gran part d'Europa, Espanya restava al marge de les lluites per l'hegemonia al continent. Ocupava una butaca de la segona fila del teatre on les grans potències prenien les decisions importants. Havien passat vora dues dècades des d'aleshores, però el règim de la Restauració encara estava tocat per la sonada derrota davant dels Estats Units d'Amèrica en la guerra de 1898. Una desfeta que per a Madrid havia suposat perdre pràcticament totes les possessions del seu imperi colonial, quatre segles després de les primeres conquestes: Cuba, Puerto Rico, les Filipines i l'illa de Guam passaven a estar sota la batuta de Washington. Pitjor fou per a l'orgull patri, però, la venda als alemanys de les illes Marianes, de les Carolines i de l'illa de Palau. O lliurar-les per vint-i-cinc milions de pessetes, o arriscar-se a perdre-les en una guerra amb Alemanya, que haguera estat amb tota probabilitat un nou desastre per la capacitat nul·la dels militars espanyols de poder defensar aquells territoris tan llunyans.

Mentre aquest era el panorama en les altes esferes de la política, a Tírig, un poble del Maestrat, el carrer n'aniria ple d'altres afers, com ara la mort el 15 de gener de 1917 de mossèn Sebastián Ballester Ramos. Era el retor de Torreblanca i vivia a Tírig per problemes de salut. Un altre fet que sacsejar la societat tirijana per aquelles dates, a mitjans de febrer, fou el suïcidi de Juan Blasco Centelles, un pastor de 15 anys que va posar fi a la seua vida en un dels masos del terme. No obstant això, la gran notícia d'aquell 1917 per al poble anava a ser el descobriment de les pintures rupestres de la Valltorta.

Vista del barranc de la Valltorta des de la cova dels Cavalls

Fou precisament un altre pastor tirijà, Albert Roda, qui va conduir el 17 de febrer de 1917 a un grup d'excursionistes fins a un abric del barranc de la Valltorta on havia "monigotes" pintats a la roca que pareixien cavalls. Per aquest motiu, aquesta xicoteta cavitat va ser batejada amb el topònim de la cova dels Cavalls. Un d'aquells excursionistes era Francisco Polo, veí de Castelló de la Plana i conegut del pastor. Un mes després, escrigué aquestes línies al Diario de Valencia: "Como se descubrieron las cuevas. / Aficionados entusiastas a las excursiones por las históricas y agrestes sierras que recorren todo el Maestrazgo, fijose nuestra atención al caminar cierto día por la nueva carretera que desde Albocácer, pasando por Tírig, va a enlazar en San Mateo con la de Castellón a Zaragoza, en un montículo de tierra que sobre la roca viva se destaca a unos 500 metros de la carretera. / Conocedores de la antigüedad de Tírig, y suponiendo pudiera ser el montículo vestigio de épocas remotas, hacia él dirigimos nuestros pasos, y cuál no sería nuestra agradable sorpresa al encontrarnos con un verdadero túmulo en cuyos alrededores recogimos restos de antiquísimas ánforas que cuidadosamente guardamos. / Intrigados por el hallzago, preguntamos a nuestro simpático acompañante Alberto Roda, si tenía algún antecedente con respecto al túmulo de referencia, contestándonos que hacía bastantes años se habían encontrado dos ánforas, al parecer, funerarias, por los restos mortales que se hallaban dentro, que rompieron poco después, ignorando su valor histórico. / Decididos a llevar a cabo una excursión para ver si podíamos recoger algún otro dato, y a pesar de la crudeza del tiempo, con riesgo de despeñarnos por aquellos peñascales, donde soplaba un viento de extremadísima violencia - ocurría esto el 17 del pasado Febrero - y atraídos por la grandiosidad salvaje de los enormes acantilados que coronan ambos lados del barranco de Valltorta, nos internamos por entre barrancadas imponentes y peligrosísimas concavidades, llegando, después de escalar por una grieta de la roca una altura de 15 a 20 metros, a una cueva que afecta la forma de un huevo partido a lo largo, y en sentido horizontal, dando cara a Poniente, en donde, según mi acompañante, había algunos <<monigotes>> dibujados en la misma roca. / Calcúlese nuestro asombro al presenciar una colección de pinturas ruprestres, muy bien conservadas unas, si bien la mayoría se encuentran en estado lastimoso, debido a que manos ignorantes se entretuvieron en picarlas. / Entusiasmados por el hallazgo, y creyendo se trataba de una verdadera estación prehistórica, dedicamos un buen número de días a recorrer aquellos parajes, teniendo la satisfacción y gloria de hallar otras que, si bien no existen tantas pinturas como en la cueva de los <<Caballos>> se conservan en mucho mejor estado. / De todas ellas, después de cercionarnos por personas técnicas - el primero que intervino fué mi buen amigo don Antimo Boscá - de que se trataba de verdaderas pinturas rupestres, hemos dado a conocer dos: la llamada vulgarmente de los <<Caballos>>, y otra que se encuentra frente mismo de túmulo mirando hacia Tírig; de las otras dos ya hablaremos en su día. // Francisco Polo. / Castellón, 26-3-1917".

La premsa castellonenca de l'època se'n feu ressò de la troballa, i el diari Heraldo de Castellón del 21 de març va dedicar-li una llarga columna. Un periodista anòmim va escriure, sota el títol "La cueva prehistórica de Tírig": "Un descubrimiento de gran interés científico acaba de realizarse en nuestra provincia. Su importancia dimana del valor que alcanzan los modernos estudios de prehistoria y de la escasez de datos con que investigar la vida y costumbres de los primeros pobladores de la tierra. Baste de oir que las cuevas prehistóricas son escasísimas y la de Tírig viene a ser la primera, decorada con pinturas rupestres, que se encuentra en toda la región valenciana. Contiene esta cueva, aparte de los frescos borrosos que en su día se descifrarán, más de treinta figuras, perfectamente señaladas de cazadores y ciervos, representando escenas de lucha y cacería. Hemos visto dibujos y fotografías de estas escenas que son un prodigio de arte por la estilización y expresión acabada de la vida ruda y primitiva de aquellas gentes. Aparecen los cazadores vestidos con extraña indumentaria, armados de arcos y saetas persiguiendo a los ciervos y disparándoles o lanceándolos otras veces. Las pinturas son de color rojo oscuro y aparecen sobre el fondo de caliza de la cueva. No es aventurado decir que estos frescos tienen más de cuatro mil años y que se conservan todavía gracias a lo inaccesible y peligrosa que es la subida a la cueva. No faltan, sin embargo, algunos desconchados en las paredes y picados de algunas figuras que indican el afán de destrucción de manos ignorantes. / Es de desear que las autoridades competentes, apercibidas del hallazgo, tomen medidas para la conservación de este lugar cuya notabilidad queda señalada. / Debamos consignar que las primeras noticias del hallazgo fueron llevadas al Instituto por don Francisco Polo, muy conocido en esta población y que la autenticidad de la cueva prehistórica queda acreditada con al excursión que han realizado a dicho punto los señores Boscá, Rossich, Monfort y Senent. Reciban estos señores nuestra sincera enhorabuena, expresiva de la admiración que nos merece este grupo excursionista, que ve coronado su entusiasmo con hallazgo tan interesantísimo".

Al dia següent, el diari El Debate, editat a Madrid, publicà una informació del servei de telègraf sobre aquest mateix descobriment, tot i que molt més breu: "En el pueblo de Tírig se ha descubierto, en el interior de una cueva, una pintura de los tiempos prehistóricos, de gran mérito artístico. / El gobernador se propone enviar una fotografía a la Academia de San Fernando, para que dictamine sobre la importancia del descubrimiento. / La Benemérita custodia la cueva". Immediament, l'Institut d'Estudis Catalans organitzà una expedició per a estudiar la troballa. El 23 de març isqueren de Castelló de la Plana cap a Tírig els arqueòlegs Josep Colominas i Pere Bosch i Gimpera, acompanyats pel dibuixant Antoni Vila, i per José Senent, que era inspector d'ensenyament. "Llevan aparatos fotográficos y papel de calco. / Espérase de hoy a mañana llegue para subir a Tírig el delegado de Ciencias Exactas y Morales de Madrid y conocido hispanófilo, Obermaller. / Mañana subirá en auto á Tírig, acompañado del profesor del Instituto de ésta, señor Porcar y del de dibujo, don Emilio Aliaga", relatà el diari El Pueblo en la seua edició del 24 de març.

Luis del Arco, Francisco Polo, Emilio Aliaga, Manuel Bellido i Antonio Boscá a la cova dels Cavalls l'any 1917, en una imatge d'Otto Obenmeier publicada al Diario de Valencia del 29 de març de 1917.

El Diario de Valencia del dia 29 de març explicà fil per randa l'obra i miracles dels principals experts que muntaren cap a Tírig per a estudiar les pintures. Diu així:

"Notas informativas. / Apenas tuvieron conocimiento la Comisión de investigaciones prehistóricas, de Madrid, y el Institut d'Estudis Catalans, del descubrimiento de Tírig, enviaron de su seno personas de gran competencia para realizar por su cuenta y para sus publicaciones los estudios correspondientes de las cuevas milenarias. // Comisión Catalana. / El viernes último, por la mañana, llegaron los comisionados catalanes doctor don Pedro Bosch Gimpera, don José Corominas y don Antonio Vila, quienes, a las dos de la tarde, en el automóvil de servicio, marcharon, acompañados de don José Senent, inspector provincial de Primera enseñanza, a Albocácer, donde pernoctaron. / El señor Bosch Gimpera es uno de los más jóvenes y más ilustres miembros del profesorado español. Pertenece a la Universidad de Barcelona y tiene realizados y publicados meritísimos estudios de prehistoria, que le han valido fama mundial. Estudió en el extranjero, donde con su amor al trabajo y gran talento puso a buena altura, con el suyo, el nombre de la patria. / Don José Corominas es otro joven eminente, que ha dirigido excavaciones arqueológicas en distintos puntos de la Península, dando gallarda muestra de su saber y de su gran competencia. / El señor Vila es un dibujante de fuerza, que tiene un dominio absoluto del lápiz y ha merecido siempre pelna confianza del Institut d'Estudis Catalans, por encargo del cual este artista y aquellos dos hombres de ciencia han honrado nuestra provincia con su presencia. // 

El Doctor Obenmaier. / El mismo viernes, por la noche, llegó a Castellón el doctor Otto Obenmaier, hospendándose en casa de don José Royo, quien tiene un hijo - por cierto muy aplicado y que promete mucho, - discípulo del eminente sabio alemán. / El doctor Obenmaier vino a realizar algunos estudios en la cueva prehistórica de Tírig por encargo de la Comisión de Investigaciones prehistóricas, de Madrid, a la que pertenece. / En esta clase de estudios tiene una autoridad definitiva que acreditan numerosas obras que tiene publicadas, entre las que ocupa un lugar preeminente <<El hombre fósil>>, fuente espléndida de enseñanzas que consultan con cariño y especial atención los más ilustres sabios del mundo. / Es pequeño y delgado, y en su rostro brillan unos ojos azules, animados e inteligentes. Habla correctamente el castellano, y tiene modales que acusan una educación esmeradísima y muy bien cuidada, que atrae y cautiva. / Hombre de ciencia de primera fila, y alemán, el doctor Obenmaier es uno de los más fieles hijos de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica. // 

Comisión Castellonense. / El doctor Obenmaier visitó al señor gobernador, concertando el viaje a Tírig con la comisión oficial de Castellón, compuesta por los señores don Emilio Aliaga, por el Patronato del Museo Provincial; don Luis del Arco, de la Junta de Monumentos, y don Antonino Boscá, profesor, como los otros dos, del Instituto General y Técnico. / El señor Aliaga es hijo de Castellón y un artista consumado, cuyas obras han merecido siempre elogio de la crítica y han sido buscadas por las personas de buen gusto en el arte pictórico. / Don Luis del Arco llevó a Tírig la representación de la Academia de la Historia, por encargo telefónico de su presidente, el Padre Fita. Perteneció al cuerpo de Archiveros y ha realizado brillantes estudios histórico-arqueológicos, algunos de los cuales publicados han merecido generales elogios. / El señor Boscá es un apasionado de las ciencias naturales, a las que dedica todos los momentos de su vida. Tiene publicados numerosos trabajos, y últimamente dió la luz una obra meritísima <<Fauna valenciana>>, libro utilísimo, que pone de manifiesto la paciencia benedictina de su autor y su gran amor al estudio".

Obenmeier i Bosch i Gimpera examinant les pintures de la cova dels Cavalls l'any 1917 en una fotografia d'Antonio Boscá publicada pel Diario de Valencia el 29 de març d'aquell any.

Els experts quedaren impressionats amb les pintures rupestres de Tírig. A les pàgines del diari El Restaurador, periòdic catòlic de Tortosa, del 28 de març, expliquen que "los comisionados vienen muy satisfechos no solamente por el interés de las pinturas sino por el descubrimiento de las cuevas. / Según el Sr. D. Joaquín Peris, de Burriana, que también formó parte de la expedición, el número de cuevas descubiertas asciende á 11 y su antigüedad es mucho mayor de lo que en un principio se dijo". Una ressenya molt més àmplia, i fins i tot amb fotografies, apareix novament al Diario de Valencia, i en la mateixa edició, la del 29 de març. Alguns dels investigadors que visitaren Tírig explicaren en primera persona en les pàgines d'aquest periòdic les seues primeres valoracions. Són els casos de Luis del Arco, Otto Obenmeier, Emilio Aliaga i Pere Bosch i Gimpera.

"Cuando en la tarde del día 24, de regreso de la Cueva de los Caballos, visitábamos el pretendido túmulo, fuimos avisados por nuestro inteligente y celoso guía Alberto Roda, de que no lejos de allí, en un acantilado de barranco, más cercano a la carretera, se acababa de descubrir otra cueva o concavidad, en la que también había pintadas figuras. No pudo llegar el aviso en peor ocasión; la tarde caía, y la luz se marchaba por momentos. Cansados y maltrechos los excursionistas del grupo en que yo iba, después de recorrer más de dos kilómetros del cauce de Valltorta, nos dirigimos hacia la cueva recién descubierta. Todos los expedicionarios andábamos dispersos. Los del otro grupo, en el que figuraban el sabio naturalista alemán doctor Obenmaier y el catedrático de Barcelona Bosch Gimpera, se habían quedado rezagados en el Valltorta y ya no los vimos hasta que nos juntamos todos para pernoctar en Albocácer. Creo que no llegaron a ver la nueva cueva aquella tarde. // Apenas si puede decirse que la vimos nosotros, tan escasa era ya la luz. Pude apreciar que, en efecto, había también pinturas en la roca, como en la Cueva de los Caballos. Pero su número es menor, y la factura de los dibujos más tosca. Están amontonados, casi encajados unos en otros, como si al caprichoso artista le faltara espacio, cuando precisamente esta segunda cueva es mucho mayor, porque las dos partes en que parece hallarse dividida pueden considerarse como una sola. // Estas fueron, sencillamente, mis rápidas observaciones de aquella tarde, después de las cuales emprendimos el regreso hacia Albocácer, no sin llevarnos la noticia de que se preparaba el descubrimiento de otras cuevas (!) (de cuya existencia, no compulsada, se habían recibido informes), lo que, como comprenderá el lector, a la par que aumentaba el interés fenomenal de la cuestión, llegaba un poco a preocuparme, porque veo que va a ser ardua tarea decir la última palabra (entiéndase última impresión) sobre las cuevas prehistóricas de Tírig, y temo que tenga que escribir sobre este asunto más de lo que yo me creía. / Dos palabras y termino: El túmulo que visité estaba completamente deshecho. Gente de los contornos (como siempre ocurre) había entrado a saco en él, en busca de los acostumbrados fantásticos tesoros. Mi compañero señor Boscá, en su primera visita del día 18, aún pudo recoger restos de cerámica primitiva y algunos fósiles, todo lo cual he visto, pero sin poderlo clasificar todavía por falta absoluta de tiempo. El mismo señor Boscá me habló del hallazgo de un cráneo, que según él (que pudo verle) dará mucha luz acerca de los caracteres de aquellas razas primitivas. Ni he logrado ver el cráneo, ni hoy se sabe dónde para. Pero estoy seguro de que podré hablar de él y de que me orientará no poco en la cuestión referente al túmulo, cuya determinación como verdadero monumento megalítico me reservo hasta tanto que pueda dedicarle un estudio más detenido. / Luis del Arco. / Profesor de Historia y Geografía del Instituto de Castellón. //

Dice el Dr. Obenmeier. / Preguntado el sabio alemán doctor Otto Obenmeier respecto a los rasgos característicos que distinguen las pinturas prehistóricas descubiertas en el término de Tírig de las demás conocidas, ha tenido la amabilidad de contestarnos: / <<Las pinturas de este género pueden clasificarse en dos especies: las del Norte y las del Sur y Sudeste de España. / En las cuevas del Norte de España y Sur de Francia aparecen figuras de hombres yanimales distanciadas, sin relación alguna entre sí y de tamaño mayor que las otras. / Las pinturas del Sur y Sudeste de la península son composiciones animadas de hombres y fieras, cuadros de caza, danzas t grupos que reproducen escenas de la vida de aquellos tiempos. Son muy raras las figuras aisladas. / Unas y otras están dibujadas sobre la misma clase de roca.>> //

Punto de vista artístico. / Las pinturas primitivas que existen en las prehistóricas cuevas de Tírig son muy interesantes. En la primera descubierta y hasta ahora examinada, existen sesenta y tantas figuras, pintadas sobre la roca, sin preparación ninguna. / Estas pinturas representan figuras humanas armadas de arcos y flechas, y también ciervos, corzos, toros y otros animales que vivían en los alrededores del río Valltorta. Es el infantilismo de la pintura. Todas estas figuras humanas y de animales están de perfil y en actitudes movidas, determinando la forma del contorno, y son de un tono rojo oscuro y uniforme. / Exceptuando alguna figura aislada, en general son cuadros de composición, representando escenas de sus costumbres. / La más importante de todas representa una cacería. En ella se distinguen dos grupos de figuras: uno de ellos persigue corriendo a una manada de ciervos, agitando los arcos que llevan en las manos, y otro grupo que espera a este rebaño, con las piernas en flexión, los arcos levantados y en actitud de disparar. / Estos <<monigotes>> están observados del natural, y fueron reproducidos según la idea del artista, no guardando ninguna ley de perspectiva. / Los ciervos son lo que están mejor interpretado: tienen proporciones bastante correctas, y sorprende la naturalidad de sus movimientos, finura de sus extremidades y cierta delicadeza en los perfiles. / Esta escena de caza y la parte posterior de un toro o bisonte, cuyas patas y pezuñas están bastante perfectas, es lo que se conserva mejor. / Desde luego, que estas pinturas son maravillosas, teniendo en cuenta las circunstanciass especiales y la época en que se ejecutaron, puestos estos primitivos pintaron y compusieron estas escenas sin tener otras pinturas ni dibujos de los periodos anteriores de esta edad de piedra en donde poder inspirarse o copiar. / Todas estas pinturas prehistóricas son muy parecidas a las que hacen también sobre las rocas los actuales bosquímanos del Africa central, si bien estas últimas llevan además muestra de la indumentaria de dichas tribus. / Respecto a la técnica hay quien supone que empleaban para estas pinturas sangre de los animales que cazaban; pero esta opinión no es admisible, porque la sangre, lo mismo que los jugos vegetales, son propensos a desaparecer, y con mayor motivo estando esta cueva (que más bien es una concavidad) a la intemperie, pues tiene poco más de tres metros de profundidad, por cinco o seis de altura, orientada al Norte y azotada por elviento y la lluvia. / Lo probable es que estén hechas con sustancias minerales (tierras rojas) mezcaldas con grasa de animales. Debieron ser trazadas con plumas de aves. / Estas son las impresiones que he sacado del examen breve de estas pinturas, y que traslado al papel, a la ligera, a requerimiento de mis compañeros de excursión. / Emilio Aliaga, / Profesor de Dibujo del Instituto de Castellón. //

Dice el doctor Bosch Gimpera. / Este ilustre español, competentísimo en asuntos prehistóricos, nos ha honrado con las siguiente(s) líneas, escritas a vuelapluma, que condensan el carácter general de las antiquísimas composiciones: // <<Las pinturas que se acaban de descurbir en el abrigo de roca de Tírig son una interesante muestra del arte paleolítico del Este de España, que se caracteriza por representar escenas de caza de cieros, con figuras de cazadores estilizados, armados de arcos y con adornos en las rodillas y en los brazos. / Son todos de una misma época, del final del paleolítico, o sea del período llamado por los arqueólogos magdaleniano, y se parecen notablemente a ls de Apera, Cogul, Creta, etc. / Estos pequeños abrigos no servían, como los del Norte de España, de habitación al hombre cuaternario, sino que eran pequeños santuarios en donde aquél representaba escenas de caza, para conseguir así un poder mágico sobre los animales que constituían su alimentación.>> //".

El Diario de Valencia va poder fer una crònica tan àmplia del descobriment perquè envià un dels seus periodistes a cobrir-lo. L'encarregat fou Manuel Bellido Alba, advocat nascut a Castelló de la Plana, fundador del diari El Pueblo Español i col·laborador d'altres mitjans. Bellido estigué present en el moment en el qual l'expedició dirigida per Obenmeier arribà per primera vegada a la cova dels Cavalls el 24 de març. "(...) A los seis kilómetros de la carretera de esta población [Albocàsser] a Tírig hizo alto el automóvil. Descendimos, y cargados de trípodes, máquinas fotográficas, estuches de dibujo y de pintura y otros mil bártulos útiles para los estudios que habían de realizarse, nos dirigimos, campo traviesa, a la cueva prehistórica. Veinte minutos más tarde nos encontrábamos en lo alto de la cantera del barranco de Valltorta, a más de cien metros de altura sobre su cauce. Desde allí contemplamos la cueva frente a nosotros. Volvimos a internarnos en los sombrados, y sin abandonar de vista el barranco llegamos a un lugar donde la cantera aparecía agrietada en un hueco de más de cinco metros de ancho. Descendimos. Recorrimos un par de minutos por un callejón formado por dos rocas enormísimas, como dos paredes, de unos treinta metros de altura. A poco llegamos a un arco natural de tierra y nos encontramos otra vez en el barranco, a izquierda de la cueva que buscábamos y en su entrada, que es peligrosísima. No hay sino algunas grietas y salientes de la roca donde apoyar los pies; las manos no tienen punto de apoyo alguno. El cauce del barranco está a unos ochenta metros de profundidad. Huelga decir, pues, que el menor descuido puede lanzarnos al abismo, que es la muerte, indudablemente. // 

En La Cueva. / Con el mayor cuidado y apoyándonos unos a otros llegamos a la cueva, hondamente emocionados por la impresión trágica del peligro que habíamos corrido. / Se trata de una plazoleta como de unos cinco metros, ovalada, algo así como un palco. En realidad no se trata de una cueva, sino de un abrigo de roca de la forma de medio huevo. En el fondo aparecen hasta 71 figuras. / El doctor Obenmaier, los señor Boscá, del Arco y Aliaga emprendieron, apenas llegamos, el trabajo de reproducir las pinturas. / Poco después llegó la comisión catalana y el señor Senent, que siguieron el ejemplo de los anteriores, después de los saludos de rúbrica y uno muy afectuoso de los Sres. Obenmaier y Bosch Gimpera, que se habían conocido en Berlín. / Durante el día llegaron don Joaquín Peris, entusiasta aficionado a la arquitectura y a la historia, de Burriana; el señor Arcipreste de Albocácer, don Leandro Colom; don Casimiro Meliá, con su hijo don Emilio, también de Albocácer, tan enamorado de los asuntos históricos de la provincia, que tiene convertida su casa en un museo expléndido en pinturas, objetos de arte, libros, etc, antiquísimos y de gran valor. / De Tírig llegaron don Alberto Roda, que acompañó al señor Polo a la cueva cuando la descubrieron; el maestro, don Francisco Templado; el secretario de aquel Municipio, señor Adell, y otras muchas personas. // 

Nueva Cueva. / Al anochecer los señores Roda, Polo y el cronista, abandonamos la <<Cova dels Cavalls>>, y río arriba, por el cauce, llegamos a una nueva cueva, también adornada con pinturas prehistóricas, de lo que dimos cuenta a las comisiones de estudio. // 

Población Iberica. / La nueva cueva está situada frente a un supuesto <<túmulus>> prehistórico. / El señor Corominas expuso su opinión que no se trata de un túmulo prehistórico, sino de las ruinas de un castillo que sirvió de defensa a una población ibérica establecida en una lengua de piedra que obliga a dar una vuelta al barranco de Valltorta. / Hay contradicción respecto a este supuesto del señor Corominas y espérase que las excavaciones que se están realizando, aclaren este punto. / Lo que sí no ofrece dudas es la existencia de la población ibérica. //"

Segurament, tota aquella munió de forasters va causar un bon rebombori a Tírig. I és que aquestes visites no foren les úniques. Durant les setmanes i mesos següents, s'organitzaren noves expedicions per tal d'estudiar en profunditat la troballa. Tanmateix, ben prompte els tirijans començarien a pensar en altres coses. I és que dos mesos després del descobriment de la cova dels Cavalls i d'algunes cavitats més amb pintures rupestres a la zona del barranc de la Valltorta, es va declarar un brot de verola. El corresponsal del Diario de Valencia, en l'edició del 15 d'abril, informà que els veïns de Tírig es revoltaren contra el metge del poble, Cayetano Matamoros. "El vecindario culpa de ello al médico don Cayetano Matamoros, a quien acusa de haber abandonado sus deberes profesionales. / Un sindicato oficialmente constituido en aquella población, y al que pertenecen la mayoría de los vecinos, ha hecho la denuncia en forma y se instruirá expediente a dicho médico".

Hui dia, més de cent anys després del descobriment, l'accés a la cova dels Cavalls està regulat. S'hi organitzen visites des del museu de la Valltorta, situat no massa lluny de la cavitat. Una visita imprescindible!

Vista parcial de l'escena representada a la cova dels Cavalls

Detall d'una de les parts més conegudes de les
pintures rupestres de la cova dels Cavalls de Tírig

Detall d'algunes de les figures pintades

Aquest mateix fragment, encara de més a prop

Detall de la inscripció deixada per un
visitant de la cova l'any 1936

Detall d'una altra de les figures


REFERÈNCIES
ANÒNIM (1917, 16 de gener). Necrológicas. El Restaurador, n. 2.505, any X, p. 3.

ANÒNIM (1917, 21 de març). Hallazgo interesante: la cueva prehistórica de Tírig. Heraldo de Castellón, n. 8.711, any XXVIII, p. 1.

ANÒNIM (1917, 22 de març). Importante descubrimiento. El Debate, n .1.958, any VII, p. 4.

ANÒNIM (1917, 28 de març). Ecos de la Plana. El Restaurador, n. 2.561, any X, p. 2.

BELLIDO, Manuel (1917, 29 de març). El abrigo de Tírig. Diario de Valencia, n. 2.178, any VII, p. 5-6.

CORRESPONSAL (1917, 28 de febrer). Suicidio. Diario de Valencia, n. 2.149, any VII, p. 5.

CORRESPONSAL (1917, 15 d'abril). Viruela en Tírig. Diario de Valencia, n. 2.194, any VII, p.7.

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